Expertos advierten de que la desesperanza está en la raíz de la violencia escolar y que las medidas represivas no bastan

El profesor de Massachussets Richard Curwin insta a ilusionar a los alumnos porque "si los abandonamos serán más peligrosos y costosos.
Expertos en formación docente y psicología advirtieron hoy en Valencia, durante la celebración en el Museo Príncipe Felipe de la Jornada 'Disciplina con Dignidad', de que la "desesperanza" está en la base de la violencia escolar por lo que resulta necesario "motivar" a los alumnos que presentan mayores problemas de implicación. Por este motivo, los especialistas recalcaron que la aplicación de medidas represivas "no basta", ya que hay que enseñar a los estudiantes "a pensar y no a embestir".

El turno de ponencias se abrió con la intervención del profesor de Educación de la Universidad de Massachussets Anhert Richard L. Curwin, conocido internacionalmente por ser coautor de la obra 'Discipline with Dignaty for Challenging Youth' y ofrecer a centenares de padres y docentes ideas prácticas para controlar el comportamiento de los adolescentes de manera que respeten la dignidad de cada individuo.

El experto subrayó que a lo largo de sus años de experiencia ha constatado la relación que existe entre el comportamiento del estudiante y el grado de motivación. De hecho, afirmó que "el alumno motivado no crea problemas de comportamiento ni le faltan ganas de trabajar y son los estudiantes desesperanzados los que arrastran un historial de dificultades para aprender y triunfar en la escuela".

Curwin alertó de que este problema de motivación "continúa creciendo, ya que cada vez son más los educadores que acuden a nosotros para preguntar que hacer con estos jóvenes". En su opinión, la realidad es que los alumnos que presentan un mal comportamiento o abandonan las clases "están ocultando sus propios temores al fracaso y se protegen así de la vergüenza de parecer tontos ante sus compañeros, padres y ellos mismos".

Agregó que también hay casos en los que este alumnado conflictivo "experimenta una sensación de poder y control en su negativa a trabajar". Se trata, prosiguió, de personas "competentes y capaces pero su necesidad de controlarlo todo es tan grande que aplican una estrategia contraproducente para ejercer su independencia".

Ante esta situación, Curwin aseveró que la responsabilidad de los educadores "es entusiasmar incluso a los que parece que no les importa nada, puesto que si les abandonamos generarán más problemas, causarán un mayor mal, resultarán más peligrosos y más costosos", sentenció. En este sentido, el especialista reconoció que, "aunque las respuestas no son sencillas, hay muchas cosas que los educadores podemos hacer para volver a despertar la ilusión en los alumnos".

Con este fin, el profesor estadounidense propone una estrategia en siete pasos, que comienza por crear esperanza, porque "los alumnos que, sencillamente, creen que no podrán finalizar con éxito el programa de estudios o que el éxito académico no mejorará sus vidas con toda probabilidad presentarán problemas de conducta".

IMPEDIR ABANADONO.

Asimismo, la propuesta de Curwin pasa por encontrar nuevas formas de demostrar como las ganancias benefician sus vidas, ya que muchos jóvenes "ya no creen la historia de que la escuela les proporcionará un buen trabajo y una vida satisfactoria"; poner retos interesantes que se puedan conseguir; centrarse en el proceso de aprendizaje; establecer relaciones profundas con los alumnos; ofrecer opiniones reales; utilizar beneficios a corto plazo, sólo si es necesario, y hacer que sea difícil abandonar. "Los alumnos tienen que saber que los preferimos poco preparados, sin entusiasmo o lentos, antes que no tenerlos", aseveró.

Seguidamente, el profesor de Psicología Manuel Segura Morales --que estudió en su tesis doctoral en la Universitat de València la eficacia de tratamientos en los delincuentes juveniles-- pronunció la conferencia 'Enseñar a convivir no es tan difícil'. El experto consideró que la modernidad ha traído "un subproducto perverso, el neo-narcisismo, que nos hace niños que lo quieren todo ya y que viven en un permanente 'descompromiso'".

Segura hizo notar que la violencia en las aulas es uno de los efectos de este problema y dijo que "para solucionar de raíz este fenómeno, así como el acoso en los centros y el falso liderazgo de los violentos en la sociedad, no basta con aplicar medidas represivas, sino que hay que conseguir que lleguen a usar el cerebro humano". En este punto, parafraseó a Antonio Machado, quien dijo "de diez cabezas, nueve embisten y una piensa" y agregó: "lo malo es que embisten y enciman lo graban en el móvil, para gloriarse de sus embestidas".

Para este profesor, una formación adecuada pasa por "crear personas que sean capaces de escucharse y respetarse, sin recurrir a la violencia" y para ello hay que educar a los jóvenes "en un triple campo, cognitivo, emocional y moral" y subrayó que "hacen falta los tres porque por sí solos no bastan", afirmó.

europa press